De toda la vida han existido interminables y bizantinos debates sobre la b y la v, así como propuestas para acabar con el supuesto quebradero de cabeza que implica distinguir qué palabras se escriben con una y qué palabras se escriben con otra. Desde luego que es una opción viable, pero no entraremos a tocar ese tema.
Lo que trataremos hoy tiene que ver con la duda que a veces se plantea de por qué palabras como «gobernar» se escriben con ‹b›, mientras que en otras lenguas se escriben con ‹v› (catalán: governar; italiano: governare; francés: gouverner; inglés: govern; etc.), cosa que a menudo causa faltas de ortografía por influencia de estas otras lenguas.
Veamos la historia de la confusión, realmente milenaria, entre b y v. ¿Se pronuncian igual o diferente en español? Si se pronuncian igual, ¿por qué se escriben diferente? ¿Es más culto, mejor, distinguir estas dos grafías en la pronunciación (así me lo enseñaron en los dictados de la escuela)?
Latín clásico y latín vulgar
Ya los romanos se confundían con la b y la v
Cada letra, teóricamente, representaba un sonido distinto, pero la gente los confundía constantemente al hablar, cosa que se reflejaba en su escritura.
Ambos sonidos, que en el latín había de ser /b/ para b (amābat [aˈmabat]) y /w/ para v (vivu [ˈwiwu]), se mezclaron en determinados contextos del latín vulgar en un tercer fonema: /β/, que es similar a /b/ pero sin llegar a cerrar totalmente los labios en ningún momento. Hablamos de betacismo.
En este punto es buena idea ver este vídeo para ir conociendo la diferencia entre los sonidos [b, β, v]:
Concretamente, esto es lo que pasó entre el latín cuidado y el latín vulgar:
- toda v /w/ latina pasó a /β/: vivu [ˈwiwu] > [ˈβiβu];
- la b /b/ latina entre vocales pasó a /β/: amābat [aˈmabat] > [aˈmaβat].
👉 El betacismo es la tercera regla fundamental de la evolución del español desde el latín. Lee más sobre estos cambios fonológicos imprescindibles.
Del latín vulgar a las lenguas romances
En las lenguas romances, por lo general, este fonema /β/ (viniera de v o b latina) volvió a evolucionar y pasó a /v/ en posición intervocálica.
Así pues, lo que pasó entre el latín vulgar y la mayoría de las lenguas romances (ejemplos en italiano) fue:
- toda /β/ (proviniera de v o b latina) pasó a /v/: vivu [ˈβiβu] > italiano vivo [ˈvivo]; amābat [aˈmaβat] > italiano amava [aˈmava];
- la b /b/ que no había cambiado a /β/ (no entre vocales) siguió siendo /b/: barba [ˈbaɾba] > italiano barba [ˈbaɾba].
En la mayoría de las lenguas romances, pues, la cosa tendió a quedarse ahí: un fonema /b/ que se escribió ‹b›, y otro /v/ que se escribió ‹v›, los dos bien establecidos y diferenciados.
Realmente la evolución de /w/ original a /v/ no debería sorprendernos. Es un cambio bastante universal. Podemos verlo, a nivel indoeuropeo, en el siguiente vídeo:
¿Cómo evolucionó todo esto en español?
El español, sin embargo, mantuvo ese fonema /β/ sin evolucionar a /v/, y, de hecho, hasta bastante tarde, a ningún otro fonema. (Quizá tenga que ver, o quizá no, el hecho de que en el español más antiguo, incluyendo la Edad Media, no existía el hermano sordo del sonoro [v], el sonido [f] labiodental como lo pronunciamos actualmente —sino que era [ɸ], como si sopláramos una vela, que sí que era el hermano sordo del sonoro [β]—, por lo que no parecería lógico crear un nuevo sonido que no tenía su pareja). En otras lenguas romances, sin embargo, sí que existía la /f/, por lo que la creación de /v/ era esperable.
Beati Hispani, quibus bibere vivere est («Afortunados los hispanos, para quienes beber es vivir»)
La gracia de la espuria cita beati hispani, quibus bibere vivere est es que, con la confusión de b y v, los dos verbos, bibĕre y vivĕre, se pronuncian exactamente igual (incluyendo la sílaba tónica, al contrario que en español). En términos fonético-matemáticos (!!), el chiste es que, para los hispanos, que han fundido la pronunciación en un solo sonido, [ˈβiβeɾe] = [ˈβiβeɾe].
Entonces, ¿por qué se pronuncian igual ‹b› y ‹v›?
El inventario para el español era, entonces:
- /β/ (proviniera de b o v latina) entre vocales, normalmente escrita ‹v›: vivu > español medieval vivo [ˈβiβo]; amābat > español medieval amava [aˈmaβa];
- /b/ (proviniera de b o v latina) en la mayoría de los demás contextos, normalmente escrita ‹b›: barba > barba [ˈbaɾba]; bene ↝ bienes [ˈbi̯enes]; pero…
- /β/ (proveniente de v latina) a principio de palabra, normalmente escrita ‹v›: venis > vienes [ˈβi̯enes].
La cosa era más compleja que en las demás lenguas romances, no solo en casuística, sino en que [b] y [β] eran sonidos mucho más parecidos que [b] y [v], por lo que las confusiones eran más probables que en las otras lenguas romances que cambiaron /β/ por /v/. Además, la cosa se complicaba aún más en el Reino de Castilla: ocurría que
- toda /p/ (proveniente de p latina) evoluciona a /b/ entre vocales: capit [ˈkapit] > «cabe» [ˈkabe].
La cuestión no era fácil a menos que uno supiera latín y por tanto las etimologías de las palabras que empleaba. Era la única forma de saber si había que escribir ‹b› y ‹v›. De aquí que en textos principalmente medievales y renacentistas se escribieran con ‹v› muchas palabras que hoy en día se escriben con ‹b›.
¿Existió alguna vez el fonema /v/ en español?
La RAE en su Diccionario panhispánico de dudas dice explícitamente:
En el español medieval hay abundantes muestras de confusión entre una y otra grafía, prueba de su confluencia progresiva en la representación indistinta del mismo sonido, confluencia que era ya general en el siglo XVI. La pronunciación de la v como labiodental no ha existido nunca en español.
Sin embargo, autores como Lapesa o Penny parecen indicar que /b/ y /v/ eran dos fonemas distintos hasta el siglo XV, momento en el que la neutralización en solo /b/ (proveniente de las hablas del norte peninsular) se propagó a toda la península, pues en el sur de España aún se mantendría, en mayor o menor medida, la distinción entre /b/ y /v/. Por su parte, Ariza se inclina por que no existió /v/ en español.
Entonces, ¿por qué seguimos escribiendo ‹b› y ‹v›?
En el siglo XVI, pues, ya estaban confundidos los dos sonidos en cualquier posición (a principio de palabra, entre vocales, etc.), como dan a entender incluso los poetas (gente culta por lo general), que ya riman sin reparo «cabe» con «suave», «arriba» con «viva», etc. Un ejemplo es el famoso soneto de Quevedo «A una nariz»:
érase una nariz superlativa,
[…]
érase una nariz sayón y escriba…érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba…
La distinción entre /b/ y /v/ estaba totalmente perdida en el siglo XVI y Quevedo rima «superlativa» con «escriba»
Con la aparición de la RAE en el siglo XVIII, se decidió atajar el problema de uso indiscriminado de ‹b› y ‹v› en una misma palabra: no tenía sentido que se pudiera escribir indistintamente «amaba» y «amava», aunque ambos escritores lo pronunciaran de la misma forma.
En el siglo XVIII el criterio para establecer qué se escribía con ‹b› o con ‹v› fue el etimológico
Este habría sido el momento perfecto para librarnos de esta cuna de males, pero el prurito academicista, como en otros aspectos, prevaleció.
¿Y cómo se pronuncian «enviar», «envase», etc.?
Respuesta corta: como si se escribieran *‹embiar›, *‹embase›, etc.
Para entenderlo, hagamos una breve especie de cronología relativa y aun silogismo:
- ‹b› y ‹v› se pronuncian igual: /b/, porque no existe /v/ en español
- antes de p, b siempre va m (herencia ya desde el latín)
- si del paso 1 nos queda e[¿?b]iar y e[¿?b]ase, con el paso 2 tenemos que la ‹n› ortográfica/etimológica se lee [m]: e[mb]iar y e[mb]ase
Como tantas otras veces, las faltas de ortografía nos dan pistas de la pronunciación real y cómo la ortografía se aleja en ocasiones de ella en pro del respeto a la etimología. Aunque quizá no es tan frecuente encontrar *‹embiar›, pues es un verbo que vemos escrito cada día, sí se ven más casos como *‹embase›.
Si nos vamos al siglo XVI, en el que no se enviaban cientos de mensajes de WhatsApp y tuits cada día, nos encontramos con esto del humanista Luis de Lucena:
Venus, llamada Hericina, embía a su hijo que ande vagando por el mundo e él, bolando por el cielo, embía las saetas muy rezias con mano tierna.
Posiblemente los errores ortográficos en estos casos tengan que ver con la falta de conciencia etimológica. Pocos serán los que escriban mal «invisible», pues claramente es ‘no visible’ y cualquiera sabe que «visible» se escribe con ‹v›. En cambio, pocos serán los que se den cuenta de que «enviar» procede de in‑viare ‘poner algo en camino (en vía)’ y aun que «envase» está relacionado con ‘poner en un (tipo de) vaso’.
¡Pero yo oigo la diferencia entre b y v!
Permíteme que sea directo: no, no la oyes. Crees que la oyes, pero no. Y, además, seguro que también crees que la pronuncias: no, no la pronuncias. A menos que seas un maestro de los 60, un cantante con malos instructores o un extranjero con malos profesores de ELE, pronuncias b y v exactamente igual.
Es cierto —aunque otro tema— que ‹b› y ‹v› = /b/ y que, a su vez y sobre todo, /b/ puede pronunciarse [b] y [β] (este último sonido más parecido perceptivamente a [v] que a [b]) según el contexto. Es cuestión más o menos compleja que explico en mi curso de fonética y fonología del español, pero el esquema-resumen es este:
- las letras ‹b› y ‹v› representan un único fonema, /b/ (no existe /v/ en español)
- el fonema /b/ puede realizarse de dos formas, según el contexto:
- [b] solo después de pausa o de /m/:
- «ambos»
- «enviar»
- [β] en todos los demás contextos:
- «debajo»
- «abril»
- «avalar»
- «desviar»
- [b] solo después de pausa o de /m/:
- el fonema /b/ puede realizarse de dos formas, según el contexto:
Es decir, /b/ (escríbase ‹b› o ‹v›) puede pronunciarse de dos formas, pero esto depende del contexto fónico, no de la letra con que se escribe. (Sí: llevo varios párrafos diciendo lo mismo de diversas formas). Si no te aclaras con la cuestión de fonemas y alófonos, lo explico en este vídeo:
Ya vimos al principio que [β] es perceptivamente —es decir, a los oídos— más parecido a [v] que a [b]. Es esta la razón por la que muchos extranjeros aseguran que ellos sí oyen la diferencia entre b y v. Lo que realmente oyen son los diferentes alófonos de /b/, pero, como digo por miriadésima vez ya, esto depende del contexto fónico y nunca de la ortografía.
Como decía, este tema lo explico con toda la profundidad necesaria en mi curso de fonética y fonología del español, concretamente en la cuarta y quinta clases, que tratan sobre los alófonos del español.
Para terminar ya con este tema, quiero hacer una última aclaración: no hablas mejor ni más correctamente por pronunciar /v/. ¡Más bien al contrario! Estás pronunciando un fonema inexistente en español. Es como pretender aspirar la ‹h› porque si se escribe será que hay que pronunciarla.
De hecho, te reto: ¿sabrías distinguir boys y voice de la boca de nativos anglófonos? Probablemente sufras de sordera fonológica.
Algunas palabras que se escaparon
A esta norma escaparon algunas palabras, ya que su uso con ‹b› y ‹v› antietimológica estaba demasiado extendido, y se consideró como la forma correcta:
- ‹b› antietimológica: «abogado» (del latín advocātu), «abuelo» (del latín aviōlu), «buitre» (del latín vultŭre), etc.
- ‹v› antietimológica: «maravilla» (del latín mirabilĭa), etc.
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«¿De dónde viene tanta confusión con ‹b› y ‹v› en español?», de delcastellano.com.